Las Drogas “felices” del sistema
los mensajes de texto no habían funcionado esta vez; siempre alguien me respondía algo, aunque muchas veces había sido un - estoy ocupado.
control en mano decidí echar la soledad en uno de esos programas de concursos, pero por estas fechas se habían convertido todos en programas de con”cursis”;el cabrón de Cupido en pañales secuestró los estantes dejados por el “santa clos” navideño.
de nuevo las carreras por agradar regalo en mano.
- por estas fechas la felicidad se vende al 2x1.
comprar, vender, vender, consumir, ser, bien/tener, vender, consumir, yo, yo,yo; se me había acabado el diccionario cerebral; guardando entre el pecho esas descalzas palabras, adjetivos porno de este sistema del bien/tener.
sin embargo soy feliz
descanso el “bigmac” viendo en Cristina los que son gordos y esperan una mágica anorexia; los que son flacos esperando llenarse con lo que los gordos no quieren, el sistema manda ser un modelito rubio, hermoso y feliz.
mi felicidad la compró en las farmacias.
apago el tele
me tomo la “amansalocos”
soy de nuevo feliz.
La mercantilización de la felicidad responde a las ventas por televisión de la violencia, la inseguridad, la pobreza -el caos está de oferta. En esta sociedad del “bien/tener” la homogenización de las necesidades, gustos y sentidos recae sobre las billeteras de las compañías publicitarias, medios de comunicación, y los artistas “vihaypi”. Si no se tiene no se es. Si no se vive como manda la moda, vivimos a medio vivir. Y ante este caos de la “felicidad del 2x1” aumentan la desesperanza, la soledad y la convulsión espiritual del ser –ante la cual no hay dioses que valgan.
En este sistema circular, el consumo de uno mismo responde a las necesidades del mercado. La felicidad se compra al por mayor en los “moles”, los bares, para citar dos lugares comunes. Sin embargo a veces la asfixia capitalista no se cura con el dinero, y es necesaria la salida de emergencia –los antidepresivos-. ¿Contra la depresión, o en favor de ella?
La fábrica de la enfermedad. Que no se diga que el sistema no es eficiente, pues ha previsto como construir los problemas. En la fábrica de la desolación los operarios sirven un menú nada despreciable:
Como entrada se nos ofrecen los moldes y modelos para “ser”. Se nos obliga a ser flacos, donde los gordos y los flacos no calzan; se nos obliga a ser ricos, pero los ricos viven presos en cárceles móviles de alta seguridad, y donde los pobres esperan llegar a ricos para “ser”. La imposición de moldes significa el rechazo del “yo” ante el espejo, aunque la cirugía plástica y las siliconas nos disimulen.
Como una entradita –nada despreciable- se nos sirven relojes de 8 horas y semanas de 3 días. No me alcanza el tiempo; hoy tengo que hacer esto y lo otro y aquello; que el examen, la presentación, el “brete” y la gira; que me levante tarde, el bus, las presas…ya no llegué. Este diccionario del “estrés metropolitano y universitario” nos convida de un “corre corre” que a ninguna parte lleva. A los resididos de paz…se los lleva el tiempo.
Sobre la mesa el plato fuerte. De todo y para todo/as. Miedos propios, imaginados y fabricados. Soledades solas, acompañadas y la tele. Dinero en colones, dólares, euros, chapas, dientes, gallinas, nuestro…de “ellos”. Modas viejas, aquí como nuevas, marcas pumaadiddasnikequikroxy. Carro, bicis, moto o la tracción de los pies. Sueños rotos vendidos todos. NADA sobra en las mesas. NADA como horizonte y futuro. NADA porque ya todo esta hecho y dicho.
Como postre podrá degustar el suicidio de la esperanza.
la de ayer fue la última, corro por ellas a la farmacia –tienen que haber, tienen que haber, tienen que..- no me importa que me tachen de loco.
-quien no las necesita pa´ el control de los nervios; no me haga caritas, no juzgue mis gustos por la felicidad, yo a usted no lo veo feo por sus “drogas felices”:
un tragito pa´ los nervios; el cigarro pa´ la digestión; la “acetaminofén” pa´ los dolores del alma; la tele pa´ la amargura; el “cel” pa´ la soledad; el carro pa´los complejos; las dietas y el silicón pa´ el modelito; el…
El remedio en la farmacia. Ante este menú de cotidianeidad, que nos queda sino la religión farmacológica -con su dios el Antidepresivo. Y galante ante esto su apóstol el mercado en concubinato con sus hijas las compañías farmacéuticas fabrican las soluciones para silenciar el ruidoso espectáculo de la vida.
La ceguera también es esto, vivir en mundo donde no existe la esperanza palabreo a Saramago. La ceguera impuesta por los fármacos –o las farmacéuticas- nos han impelido ver donde están realmente las drogas, quienes las fabrican, y quienes lucran con el desespero de la gente. En la cotidianidad del hoy ¿qué nos queda entre el antidepresivo y la desesperanza fabricada?
Se condena al indio boliviano por mascar coca, pero se mueven 300 mil millones de dólares al año en la bolsa de valores de los EE.UU. por el trafico (i)legal de la cocaína. Se condena social, policial y militarmente el consumo de la marihuana - una “droga” espiritual y natural- pero en el primer mundo no se condena a nadie por la fabricación de ácidos que sólo los de la “jay clas” pueden consumir. La cacería de brujas contra todo lo natural, dejó para don nadie la lucha real contra el sistema y sus “drogas felices”: el cigarro, el alcohol, los ácidos y antidepresivos.
Los señores felices con sus drogas “felices”; el desamparo del ser ante un mercado para “unos”; la drogadicción de la desesperanza mata aún más…mucho más.
que no me juzguen por la marihuana –ustedes dependen su felicidad del mercado farmacéutico.
1 comentario:
"que no me juzguen por la marihuana –ustedes dependen su felicidad del mercado farmacéutico."
Sociedad = fábrica de estereotipos, consumismo, soledades, depresiones/antidepresivos, máquinas humanas, etc...
Un beso!
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